El mundo temió lo peor cuando una nueva y preocupante variante del coronavirus surgió a fines de noviembre y arrasó Sudáfrica a un ritmo nunca antes visto en la pandemia.
Pero dos meses después, con ómicron dominando gran parte del mundo, la narrativa cambió para algunos. “Los niveles de preocupación sobre ómicron tienden a ser más bajos que con las variantes anteriores”, dijo a CNN Simon Williams, investigador de actitudes y comportamientos públicos hacia el covid-19 en la Universidad de Swansea. Para muchos, “el ‘factor de miedo del covid’ es menor”, dijo.
La gravedad reducida de ómicron en comparación con las variantes anteriores y la probabilidad percibida de que las personas eventualmente se infectarán contribuyeron a esa relajación en la mentalidad de las personas, dijo Williams. Esto incluso causó que algunas personas busquen activamente la enfermedad para “superarla de una vez”, una práctica contra la cual los expertos han advertido enfáticamente.
Pero algunos dentro de la comunidad científica son cautelosamente optimistas de que ómicron podría ser el último acto de la pandemia, brindando a grandes franjas del mundo “una capa de inmunidad” y acercándonos a una etapa endémica cuando el covid-19 es comparable a las enfermedades estacionales, como el resfriado o la gripe.